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do ningún día a clase y… cual sería mi sorpresa cuando al coger la papeleta me encontré con un suspenso. No pudiendo creerlo fui a su casa, por si había algún error, pero que si quieres: el suspenso quedaba en vigor y mi disgusto también. Para mí era inexplicable. Sinceramente lloré como un becerro y yo no sé lo que hubiese hecho con el "Regadera" y ahora sí me salía lo de "Regadera" con mala uva. Han pasado los años, soy maestro y no consigo encontrar ni la más mínima justificación de aquel suspenso.
Como complemento de lo referido diré que el Sr. Maestro, D. Antonio, un maestro, un Capitán de
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bueno, mejor dicho, no llegó ni a rapón. Pese, a mi fracaso en mis, estudios, físicamente fue el año de mi estirón, dejé de ser el “chiquitín” del curso, sin que con ello rebasase la talla militar.
La pandilla se completó. Éramos 13: Ronco, Santiago, Delfín, Leoncio, Daniel, El Colchonero, Braulio, Alejandro, Pascual, Serafín, Dámaso, y yo. La pandilla, no podía ser más heterogénea; éramos, de 7 provincias diferentes, profesionalmente había estudiantes, zapateros, barberos, colchoneros, afilador, colegiales del del Colegio de Guardias jóvenes de Valdemoro, ferroviarios, etc. y lógicamente les había desde afiliados a
Familiarmente, casi, tengo que avergonzarme de que silencie mi vida de hogar. Aquéllos padres, que quizá, mi silencio sea más elocuente que todo lo que podría decir
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ellos todo se quedaría corto ante aquella paternidad rectora y aquella delicada maternidad que lo había dado todo Y a los 60 años estaba acabada ¡qué pequeña y que GRANDE era mi madre! era toda para todos.
Gaudi vivía su vida, iba al taller de modistas, de Dª Pepa en
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esto. La conquista de Antonio seguía y fue aceptado por Gaudi. Todas las noches la acompañaba hasta el portal de casa, donde se despedían. A la salida del portal era frecuente que recibiese algún jarro de agua por parte mía que me apostaba en el balcón sobre la puerta de la calle; no lo conseguía, todos los días, pero mis intenciones no eran otras que darle un buen remojón. Por estas discrepancias unidas a las políticas nos creamos un problema de hostilidad entre Antonio y yo, del que me siento más culpable que él, aunque tenga como atenuantes mi minoría de edad y el celo, consecuencia de mi amor fraterno. En esta situación nuestro vocabulario se enriquecía con palabras hirientes y ofensivas; era corriente, por entonces, llamar a los socialistas "jabalíes” y esta palabra se la aplicaba yo a Antonio en español o en francés (sanglier) con la mayor frecuencia que me permitía aquel estado de antagonismo. Él me correspondía con el apelativo de "cavernícola", que era el que en tiempo de
El hecho cumbre de este curso, fueron las famosas elecciones generales del 16 de febrero del 36. La situación política de España, no solamente no cuajaba sino que estaba tomando muy mal cariz. Había sido muy largo el período desde 1.805 fecha de la batalla de Trafalgar, hasta ahora. Era un siglo más un tercio, demasiado tiempo de embalarse en, una desenfrenada decadencia, para que una 2ª República ,resolviese lo que no pudo hacer la
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Monarquía ni
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las izquierdas posibles irregularidades se anuló la elección en varias provincias entre ellas en Soria. Previamente el resultado en España había sido victorioso para las izquierdas o Frente Popular que se habían organizado y unido Muy bien como oposición a
Poco después y consecuente con este triunfo del Frente Popular, pasó a ser el hombre fuerte de la política española D. Manuel Azaña, a quien las derechas apodaban “el Berrugoso” y que en abril ascendía a la primera magistratura del Estado, como legal sucesor de D. Niceto Alcalá Zamora. La efervescencia política va en aumento, los partidos políticos de ambas tendencias proliferaban enormemente, aun que el Frente Popular y
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además de Azaña, Gil Robles, Largo Caballero, Martínez Barrio, Indalecio Prieto, José Calvo Sotelo, Alejandro Lerroux, Julián Besteiro, Albiñana, Casares Quiroga, incluso Maura y José Antonio y muchos más.
En una tensa situación política termino el Bachiller, pero antes quiero decir o dedicar unas líneas a guisa de despedida, a mis compañeros de curso. Sotero Diez Jimeno, el empollón, de familia humilde, le dio la carrera una tía suya carbonera, él respondió muy bien y terminó haciéndose maestro. Genaro Cacho, otro empollón, le llamábamos "el Gordo", por algo sería, era hijo del que fue muchos años Secretario de
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regulares. Sebastián López Alfaro era hijo de un veterinario de Almazán, en Soria estaba con sus abuelos, era aplicado, formal y estupendo compañero, con él reaprendí, a jugar al ajedrez. Santos Lapuente Aznar, tenía también una zapatería en Soria, formalote, compañero de mesa varios cursos, también moriría después en
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fino sentido del humor, también de Almazán. Teodoro Ronco Martín, era el más amigo del curso, era de mi pandilla. Y otros que la pátina del tiempo ha borrado.
De las chicas puedo decir que en general buenas estudiantes y excelentes compañeras y de una simpatía arrolladora. De muchas de ellas he perdido el rastro. Pura de Diego murió ya casada, Carmen Casado Leiria, era la más jovencilla, guapísima y llegó a ser una mujer, francamente extraordinaria y hermosa, por oídas posteriores me enteré que debió de ser poco afortunada en su vida, era de Vinuesa. Elvira Lamuedra San Martín, era muy guapa, Angelines Longares era la simpatía personificada, Matilde Vera personificaba la formalidad, estas tres, se quedaron solteras, pese a sus grandes valores humanos y a sus "buenos partidos" Carmen Villarrubia, se casó con Juanito de Narros en Madrid. Juanita Sotillos, casada fijó su residencia en Logroño. Mª Jesús Ibarra la mejor moza, entiéndase la más alta, se casó con el Borque y siguió en Soria. De Lola y Ludivina no he vuelto a saber nada. Estos, detalles de las compañeras son muy posteriores al año 36. Como de los compañeros, faltan algunas por olvido involuntario y entre las que he omitido voy a sacar a luz, aunque resulte un poco deslavazada, la relación por ejemplo a Pilar Gª Gonzalo y a Nieves Medrano.
Eulalia, no creo que por infidelidad, aunque a decir verdad, ella, no podía saber, hasta qué punto llegaba mi cariño; pues yo nunca se lo había dicho; únicamente podría deducirlo por mi ridícula actuación, ridícula por mi excesiva timidez (solo hacia ella), lo cierto es que se dejó acompañar, quizá sin interés,
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o acaso por saber hasta donde podía llegar yo. Esto me produjo unos terribles celos que me incitaron a estorbar e impedir en lo posible aquella "amistad" tan detestada por mí, labor en la que, dicho sea de paso, no tuve mucho éxito. Todo, en torno a Eulalia me producía, una gran torpeza. A pesar de todo seguía queriéndola y en las verbenas de San Juan procuré bailar con ella. En la 2ª verbena, correspondiente, al Sábado Agés, no salió, la noche estaba muy fría y una chica nueva se cruzó en mi vida. Era Mercedes Gómez, hija del entonces conserje del Instituto, también llamado Sr. Esteban. Mercedes había nacido en Madrid y a falta de Eulalia, pasé la noche con Mercedes, que me resultó simpática en extremo, más de lo que generalmente nos gustaba a los chicos y aquella misma noche cuando no habíamos bailado más de media docena de bailes quiso que fuésemos en busca de su hermana mayor, para presentarme a ella. El ligue estaba hecho y en poco tiempo tanto se me pegó que mi trabajo consistía en deshacerme de ella; para lo cual me serví de Dámaso a quién se la endosé con bastante habilidad. No se conocían entre sí, pero yo les hacía ver lo .mucho que se admiraban recíprocamente, más tarde les presenté. Dámaso iba conmigo y Mercedes con su amiga Aurora que sin interesarme era más guapa que Mercedes y en las vueltas por el Collado yo hacía los posibles porque Dámaso fuese más veces al lado de Merche y al ir a despedirlas yo me las apañé para acompañar a Aurora, total que al poco tiempo, Mercedes y Dámaso eran novios a sus 15 y 17 años respectivamente y, como todo se sabe, a Dámaso no le gustó
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mi ardid y Mercedes se sintió grandemente 'ofendida' pero su ligue siguió adelante. Aquel verano del 36 yo planeaba ir para septiembre a Madrid para estudiar Filosofía y Letras, que era lo que más me gustaba ó Veterinaria, que estaba en un buen momento, y así se lo hice. saber a Eulalia, no sin cierta vanidad a la que me impelía Mi Complejo con ella. También se había planeado una excursión de fin de curso y de Bachiller a Baleares, para la que yo tenía el permiso de mi padre, pero aquí como en muchas ocasiones hay que decir con mucha propiedad: "El hombre propone y Dios dispone", nada de esto pudo ser realizado, como veremos. Las Fiestas de San Juan, fueron las que más nos “Metimos en harina”. Hicimos bastante el gamberro. Como botones de muestra, diré que el Sábado Agés nos liamos de cuadrilla en cuadrilla y acabamos, de 7 que íbamos, por meter dos en la cama, con sus respectivas e impresionantes merluzas. Nuestros pescadores de Merluzas fueron Braulio y Aldea, a este tras intentar espabilarle en
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nomenales, sin previa programación de la pandilla sino sobre la marcha.
Nosotros seguiamos con nuestras reuniones al aire libre, Pretendíamos formar un equipo de fútbol. Era la época. en Soria del buen momento del "Águila Roja", equipo de fútbol campeón de Soria, donde había jugadores muy buenos, como Sito, hermano de Antonio Aguirre, el Chato, Madurga, el Negro, y otros. Llegaron a tener hasta su himno con la música de "Los Nardos" que decía... "Por la calle del Collao, con estilo demostrado,vuela el aguila triunfante y postinera, la aclaman de campeón, porque es ama del balón, y derrota a los equipos con tesón, etc.Era, también la época de canciones "Rocío” y “María de
Estábamos también Leoncio y yo, muy metidos en faldas, con Carmen Millán y Fe, a la primera la acompañaba Leoncio y yo a Fe, era un simple acompañamiento, carente de interés, al menos por mi, pues la realidad era que a los dos nos gustaba Carmen, mi cesión ante Leoncio se debía a que yo no había dado marcha atrás en empeño, aunque fuese pasivo, de lograr a Eulalia. Ellas a su vez tampoco lo tomaban muy en serio, cosa natural de la edad y nuestra falta de interés a fondo, y muchas veces se les unían otras amigas como Juliana, Carlota y otras, que por lo dicho, no entorpecían nuestros idilios y yo ante estos grupos, relativamente numerosos, no me acertaba a ir a un lado formalmente, sino que por mi condición de un poco tarambana iba delante, andando de espaldas y haciendo más de una mojigotada.
Así iba transcurriendo el verano
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Del 36, hasta que llegó el 13 de julio, fefcha del asesinato de D.José Calvo Sotelo, que conmovió a toda la españa de derechas y a no poca de izquierdas. La convulsión fue demasiado terrible y hacía presagiar algo gordo, y así fue.
El 17 de julio se subleva Franco al frente del ejército de África y el 18 el levantamiento es general en toda España. En unas provincias triunfó y en otras fracasó, que en realidad fue lo peor que pudo ocurrir.
La guerra había empezado. El día 18 por la tarde llega una columna de requetés de Navarra a Soria y en la mañana del 19 un avión del gobierno bombardea Soria con 3 bombas de
Todo cambió, todo, sí, menos nuestros flirteos.
Ocho días después de estallar la guerra, fallecía en soria mi prima Aurora, a los 21 años, hermana de santiago e inseparable de mi hermana. Fue providencial. Había estado en un sanatorio en Madrid y la habían traído a Soria dos días antes del Movimiento, o sea, el
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día de
La guerra, desgraciadamente, fue un tubo de escape para muchas venganzas y fanatismos en ambas partes. Se cometieron numerosos asesinatos so capa de un ideal patriótico. Porque yo me digo: ellos asesinaban “a gente buena" !qué malos eran! Y estos, que eran "buenos" asesinaban a "gente mala"…¡Qué poco buenos eran! Con estos pretextos se mataban unos a otros y en esos argumentos se basaban. Creo sinceramente, que se derramó muchísima sangre 'inocente' en ambas zonas. Hago estas manifestaciones, porque repudié siempre y en todo momento aquel desbordado vandalismo donde los intereses, las venganzas personales y la política se confundieron lamentablemente y hundieron a nuestra patria en un caos lastimero y vergonzoso cuyas cicatrices habían de tardar muchos años en cicatrizar. La juventud, como siempre, se enfervorizaba con los himnos y deseos de aventura. Muchos nos quisimos ir voluntarios, unos lo consiguieron, otros por consejos más o menos prudentes, pero tiempre guiados por el amor de los padres, nos quedamos en tierra.
No solo eran los fusilamientos, eran las sanciones porque Fulanito era de izquierdas. Este era el argumento baladí, pero en el fondo era la causa muy distinta, ya que generalmente eran las dosis de odio y rencores ajenos a la política los que solían entrar en juego: los intereses, las venganzas personales, los viejos resentindentos, el fanatismo político y el religioso, etc. y en este sentido el Magisterio no fue un
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cuerpo privilegiado. Entre las dos zonas muchos murieron, inicuamente, asesinados y muchos,fueron sancionados con suspensión de empleo y sueldo durante más o menos tiempo y algunos a perpetuidad. Mucho les tocó sufrir y muchos resquemores que no existían, se abrieron.. Las sanciones llegaron también a mi familia. Lucio estuvo casi un año en esta situación y tuvo que acogerse a nuestra, casa, pues la familia de Carmen, residía en Orbaneja del Castillo y allí estaba el frente de guerra.
Con más o menos justificación, Lucio y Carmen, especialmente ésta, mostraba por aquella época, un "rojismo" que hoy parecería increíble. Cuántas veces me decía mi hermano aludiendo a mi derechismo ya verás cuando tengas 30 años! ahora porque eres un crío, el tiempo parece ser que no le ha dado la razón a él.
Yo les veía demasiado exacerbados, a mí, me parecía, que cuántos en aquellas cunstancias estarían muchísimo peor. Ellos estaban como en su casa; éramos también nosotros los que, sin comerlo ni beberlo también sufríamos las consecuencias de aquella situación y de las ñoñerías de Carmen que en esto de criar hijos era bastante especial.
Formalizada la guerra (aunque esto suene tan mal) en el frente y el zumbar de los motores de los aviones en retaguardia hacía que las ciudades iniciasen su defensa pasiva a base de refugios, donde al toque de sirena o de campana, como toque de alarma nos refugiábamos de la aviación enemiga para salvar nuestras vidas. Cierto que Soria, siguió siendo un oasis de paz en plena guerra y la
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fobia, revoluaionaria no se cebó tanto como en otras zonas y más de lo que se debía de haber cebado. Debido a esta relativa tranquilidad, nosotros hicimos nuestra vida ordinaria; no podíamos hacer nuestras reuniones por ser muchos y el estado de guerra no permitía grupos de más de 4 personas no bailábamos porque se habían suprimido los bailes, no se podía estar bailando alegremente en la retaguardia, mientras nuestras soldados caían en el frente y así, aquel verano, como otros nuchos nos fuimos a Narros. Este verano entra en escena otra mujer, aunque fuese por la edad una chiquilla, Cinta Crespo, de 14 años; era la niña bien del pueblo, hija del maestro, hija única, guapa y rica, ya una mujer, alternaba debido a estas circunstancias con chicas mayores que ella, incluso se hizo amiga de Gaudi. Pienso que dentro de la poca edad, era una forma de interesar, de buscar. También yo en Narros pasaba por un chico bien, hijo de un hombre prestigiado y envidiado y de una maestra admirada, estudiante (entonces, esto vestía mucho), es decir le era interesante, pero ahí se quedó todo, de momento y así terminado el veraneo volvimos a Soria. La guerra se iba estabilizando, las fuerzas estaban muy equilibradas y si bien es cierto que la iniciativa era de nuestro, ejército en algunos frentes en otros se planteaba la guerra de posición y de trincheras. Ya nadie pensaba en un fin inmediato. Con esta "tostada", yo había terminado el bachillerato, pero no pude seguir ya que las Universidades estaban, la mayor parte en la zona roja y las que estaban en zona nacional no se abrieron. Los Institutos siguieron y así el que iba en 4º curso, como Santiago pu‑
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do continuar y así empieza un curso vacío, y primero de los 7 que habían de formar esa gigantesca laguna de 7 años perdidos en mi vida académica, En principio, todos pensamos que podría ser un año.
Alejandro y Pascual se fueron voluntarios, yo le dí a a Alejandro mi mechero de mecha, el pobre chico no volvería, una víctima más de aquella guerra fratricida que seguía su curso inexorable y que la juventud, como siempre, estaba en la brecha y quizá también como ahora, por estar en la acera de enfrente de los mayores que fueron los que armaron el "pitote". Al cabo de treinta y tantos años ya no nos damos cuenta los mayores que hemos sido jóvenes y los jóvenes no conciben oue posotras hayamos pasado por esa juventud, por lo que se creen, como nosotros nos lo creímos, que han descubierto el talismán de una época. Nuestro ejército tenía, en aquella guerra y en aquel lucimiento la parte más pobre y menos poblada de España y los partes de guerra iban ensartando mentiras oficiosas para mantener y elevar la moral y el espiritu. En esto el General Queipo de llano desde radio Sevilla era un artífice, además de en preparar estratagemas como aquella de hacer pasear por la ciudad en camiones las pocas fuerzas de que disponía, pero para dar sensación de fuerza las daba una vuelta por la ciudad vestidos de soldados, a la siguiente vuelta los uniformaba de requetes, a la siguiente de falangistas, a la siguiente, de legionarios y asi sucesivamente, haciendo creer que tenía
muchas fuerzas. El Coronel Aranda en Oviedo fingió estar de parte da los republicanos y consiguió que los propios enemigos le fortifi
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casen la ciudad; pero la suerte estaba echada y había que compensar el fracaso del Alzamiento en Madrid, Barcelona, el Norte y Levente, amén de otras regiones. En esta desfavorable situación Radio Sevilla llegó a anunciar la toma de Santander nueve meses antes de su realidad y Castellón casi un año antes de que entrasen nuestras tropas. Así transcurría este curso, vacío para mí, pendientes de los partes de guerra. A finales del 36 y a últimos de noviembre, mi madre cogió un catarro que no lo curó bien y con el invierno degeneró en pulmonía. En Navidades el estado de mi madre era sino alarmante, al menos de viva preocupación, la pulmonía seguía su curso. Su vida estaba muy gastada, la ancianidad se manifestaba en ella a pesar de sus solo 62 años, y así con esa inquietud terminaba aquel 1936 y así nos enfrentábamos con un año 1937, cargado de incógnotas, preocupaciones y temores la guerra, la enfermedad de mi madre, mi curso vacío, mi edad para ir a la guerra, etc. En enero mi madre se va debilitando, debilidad peligrosa en una persona como ella. Su alimentación, siempre poca, llegó casi a una inapetencia total y aunque ella mostraba su voluntad muy débil ya por su enfermedad. Era una situación alarmante. El mes -
de enero y su enfermedad corrían implacablemente. El fin era ya inevitable, mi Madre recuperó vitalidad los últimos días de enero y una tranquilidad extraordinaria, sus rarezas propias de su ancianidad, desaparecieron y así, con la santidad que había vivido, entregó su alma a Dios en la madrugada del día
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29 de enero de
Mi madre FELISA HERRERO MILLAN, había muerto. El dolor y la pena fueron inmensos. El primer aviso fue a mi tía Severiana. Casi no recuerdo detalles de aquellos terribles momentos su cuerpo inerte en la cama, la colaboración de los vecinos y el beso de mi padre en su frente, fueron los detalles que más se me grabaron en mi mente. Por la noche me hicieron acostarme. La sensación de vacío y de ahogo eran terribles. Había perdido a mi madre, algo dentro de mi me hablaba de soledad, pero no podía prever la transcendencia que para mí supondría aquello. El día 30 fue el entierro por la mañana y seguidamente la misa de funeral en Ntra. Sra.
El suceso fue lo suficiente para trastocar los planes de la familia. Mi padre dejó de ser socio de
Y aquí ponemos un punto y aparte muy importante en mi vida.