Volviendo a nuestro bailoteo y a nuestros mariposeos, he de reconocer que lo pasábamos fenómeno. A mi en aquella época me daban de propina una peseta, ¡Dichosos tiempos aquellos! Con aquella peseta iba al cine, que me costaba 30 ó 40 cts. según la localidad. Me compraba un bollo de 10 cts. y con él merendaba, echaba otros 10 cts. a la rueda de los barquillos, compraba 10 ó 15 cts. de caramelos para endulzar a las amiguitas de turno y aún volvía con un real (25 cts.) a casa. Como se ve, mis gustos y aptitudes eran muy variadas; me gustaban varios deportes, la gimnasia al aire libre, fumar, las chicas, el baile, el cine, el ajedrez, la prensa,
Un año más llegó la fiesta de Santa Lucía, la de las modistillas y como siempre fui al baile. A pesar de mi apertura hacia las demás, con Eulalia yo seguía siendo el de los 14 años, aunque ya estaba en las vísperas de los 17. Tímido, en este aspecto; y en sumo grado. Los amigos parece que notaban hasta los latidos de mi corazón y lo que para mí iba muy en serio, para ellos resultaba una cosa bastante divertida, estaban más pendientes de mi actitud que de sus planes y tras vueltas y revueltas la pedía el primer baile, que aceptó. Yo no sé qué baile era, perdí la idea de tiempo, de lugar y de ambiente y llevar a Eulalia entre mis brazos y junto a mi pecho me produjo el momento más feliz de mi vida. Era algo etéreo, alado, impalpable. Sinceramente el día 13 de diciembre de 1935 es una fecha de mi vida, no clave, pero sí inolvidable con una colosal dosis de ventura. Una chica más sale a escena en mi vida: Rosario Redondo. Amistad superficial pero original y con fines originales. Esta chica físicamente no valía mucho, mimbreña y manejera para el baile, fue mi instrumento de aprendizaje para bailar el tango, que pese a mi voluntad y a la buena disposición de Rosario no conseguí aprender a bailarlo. Ella pertenecía a otra cuadrilla, sin embargo, era tal nuestra compenetración y simpatía en este sentido que cuando tocaban un tango, ella me esperaba y hasta dio alguna calabaza o negativa a alguno que se anticipó a pedirle el tango antes que yo. Esta afinidad, esta simpatía, se quedaba en el baile, ya que nunca di ni una sola vuelta con ella por el paseo.
En la fiesta de Santo Tomás, como todos los años había programado; misa, banquete y baile, además este año había, también, para los que quisiesen una excursión a Logroño. Yo se lo comuniqué a mi padre, para lo primero seguía poniendo objeciones, mientras que para la excursión me dio toda clase de facilidades y efectivamente el 7 de marzo de
Otro curso que acabó, académicamente muy rapón. Todos aprobados, menos un Notable en Fisiología y otro en Física.
Este año en San Juan, se nos ocurrió ir a ver salir el Sol y tomar el chocolate en
Aquel verano se pasó entre fiestas de San Juan, como principio aunque fue un principio un poco triste, pues en plenas fiestas y remando en barcas se ahogó Alfredo Bueno, un chico algo mayor que yo y aunque no era de nuestra pandilla y ya estudiaba en
La pandilla iba aumentando La parte de verano que pasé en Soria, íbamos muchos días a bañarnos a "las Chorreras" junto a San Saturio. También pase parte del verano en Narros, como casi todos los años y sin novedades dignas de mención, finalicé el verano con una aventura "donjuanesca" en Aldealseñor. Mi primo José Martínez Virto, hermano de Purita, fue a Soria el día 20 de septiembre de madrugada con la bicicleta desde Viana de Duero, yo estaba en la cama. El iba a la fiesta de San Mateo. de Aldealseñor y me animó para que fuese yo también él me llevaría en la bicicleta los17 kms. José tenía 19 años y yo 17 y ni corto ni perezoso me vestí, me preparé y "arre borriquita". En
También este verano conocí a Cinta en Narros, aunque por el monento intranscendentalmente.
Y así dimos paso al curso 1935-36, 6º y último de Bachiller.
Por mis hermanos supe que Esther había cambiado villalmanzo por el convento, marchándose religiosa. De momento lo sentí, sinceramente me gustaba, pero éramos lo suficientemente jóvenes para aceptar esta realidad tranquilamente.
En 6º curso teníamos Química, con D.Guillermo Mur; Historia Natural con Anselmo Plaza, Etica y Rudimentos de Derecho con D. Manuel Alba y Agricultura con D. Ildefonso Maes, Director del Instituto, de edad avanzada y a quien los estudiantes bautizamos don los no muy poéticos apelativos de "El Botas'' y "El Regadera". Residía en el mismo Instituto, Dios me perdone si en mi descripcidn influye el "cate,'! que me propinó en su asignatura; pero creo hacerlo con la mayor objetividad que me he propuesto y todavía añadiré que era de Zamora, tierra de héroes y de alguno que otro traidor como Bellido Dolfos, tierra, según D. Ildelfonso donde se criaban Ios mejores burros de España cosa que a los estudiantes nos hacía una pícara gracia. Entre los refranes u ocurrencias del Sr. Maes estaba aquella de: "Benavente, buena villa y mala gente" a lo que los de Benavente solían, contestar que: "si buena es la villa, mejor es la gente".
Cierto es también que la indumentaria no llegaba a lo que el nivel de vida de los 30 permitía, porque no dejaba de haber personas pulquérrimas y elegantísimas en Soria como en cualquier ciudad española y él se nos presentaba en clase con unas botas de mujer, es decir: de botones, muchas veces sin abrochar, quizá a esta muestra de haraganería debiera su apodo de "El Botas". En el resto de
Académicamente, para mi fue un curso pobre.