domingo, 19 de abril de 2009

Prólogo

PRÓLOGO

Jubilado, pensionista, retirado, 3ª edad y hasta "edad de oro", según algunos es mi estado actual en 1.985.

Edad de nostalgias, de recuerdos. Se dice que el joven vive de ilusiones y el viejo de recuerdos; pues bien, acogiéndome a este aforismo he caído en la tentación de repasar mi vida y escribir mi pasado, es decir, plasmarlo en un libro ¡qué osadía! ¡escribir un libro! ­sí, y por difícil que esto sea, todos tenemos tema para ese libro, aunque lógicamente falle ­la literatura, la ortografía, el orden, la ex­posición y por supuesto el hacerlo.

La primera dificultad es titularlo, aunque parezca tan simple. Como cuando nace un niño bullen los nombres, pues aquí lo mismo. Se llamará ¿"mis memorias"? me parece demasiado ­manido, un tanto acomodaticio, parcial y autoadulador. ¿"Mis recuerdos"? da la sensación de que va a describir más o menos ampulosamente ­los importantes sucesos de mi vida, en el su­puesto de que los haya. ¿"mi pasado"? aunque­ en realidad eso es, parece que le falta proyección de futuro. ¿"pinceladas autobiográficas"? título original, pero nada más que eso. ¿"Mis confesiones"? yo creo que es el que mejor encaja por varias razones: 1º porque en la vejez creo que tiene un valor de examen de concien­cia y es una rendición de cuentas para no pre­sentarse ante el Sumo Juez, si es posible, con las manos vacías. 2º Ante mi familia a la que ­debo unas verdades que se expondrán mejor como confesión que como memorias. 3º porque tengo ­la idea, al menos así me lo parece a mi que ­las confesiones tienen más obligación de ex­poner la verdad, que, unas rutinarias memorias ­o un relato de recuerdos.

Por lo tanto, es mi propósito ser obje­tivo; no digo veraz y justo, porque para mí, ­fuera de Dios, todos esos valores, siendo muy­ importantes, no dejan de ser muy relativos. Y­ la objetividad de que me jacto, temo que muchas veces, (aunque sea involuntariamente) sea un mito, pero eso, querido lector, es muy humano; recordemos la “guerra de las Galias" de Julio César, estupenda obra histórica, pero se la tacha de subjetiva; recordemos el espejo de la madrastra de Blanca Nieves, ese espejo que­ es el tuyo, el mío y el de todos, o aquello de que los árboles, no dejan ver el bosque, 0 ­el pasaje evangélico de que vemos la mota en ­el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro, pero repito intentaré narrar mis recuerdo, mis alegrías, mis penas, mis ilusiones mis fracasos, mis sueños, mis proyectos, mis realidades, mis viajes, mis hobbis, mi familia, mi entorno, mi profesión, etc. tal y como yo lo recuerde y con esa intención de confesión.
Será libro inconcluso. para mi y para los míos, y espero que alguien lo termine adosándole el último capítulo, que por supuesto no podré terminar, porque para entonces ya habré traspasada los umbrales de la muerte.

Este libro que es mi vida, de la que he de dar cuenta a mi Creador y Él así me lo demandará.

F.M.H.

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nací el 24 de febrero de 1918 he muerto en 2009 pero esta historia la escribí yo.